lunes, 30 de diciembre de 2013

Imagine: Consecuencias




Corría el verano de 1989 y él no se imaginaba lo que iba a suceder. Se encontraba en Doesburg (Holanda), a unos quince kilómetros de la frontera germana. Tras un buen año laboral –el primero como titular indiscutible en el Ajax-, se veía portando el féretro de un colega, de un desconocido; un tipo del que le separaba su color de piel, sus raíces, y aquello fue precisamente lo que había ordenado tan fatal destino. Él conocía la existencia de aquel amistoso, pero nunca le había prestado mucha atención. No por nada en especial, simplemente era un partido más, en fechas por lo general de vacaciones. Por entonces, él solía aislarse, se quedaba en Ámsterdam y se olvidaba del fútbol durante unos meses, encerrándose gradualmente en su burbuja familiar y de amigos.

Pero ese verano fue distinto. Aquel partido amistoso había ganado una enorme trascendencia mediática a base de sangre. Iba a disputarse en Surinam la cuarta edición del Kleurrijk Elftal (traducido como “equipo de colores”). Se trataba de un partido jugado anualmente que enfrentaba a la selección local con los holandeses de la Eredivisie con raíces en Surinam. Se entendía como una pequeña fiesta en pos del fútbol, la diversidad y la cooperación. Sin embargo, durante las fechas previas, se habían producido continuas discusiones y faltas de entendimiento entre federación, clubes y, por ende, jugadores holandeses.

No todos guardaban la misma postura sobre el partido y aquello desembocó en que buena parte de los futbolistas más mediáticos del momento no llegaron a viajar a Surinam. Internacionales -y campeones de Europa el verano anterior- como Ruud Gullit, Frank Rijkaard o Bryan Roy no cogieron aquel avión. Marcel Liesdek también se quedó en tierra ya que se encontraba negociando con su nuevo club. Aaron Winter estuvo a punto de coger un avión por su cuenta pero finalmente decidió no enfrentarse a su equipo. Stanley Menzo sí que embarcó a Surinam, lo hizo en un vuelo distinto al del resto de la expedición. Entre agraviados, rebeldes y mandados, nadie imaginaba que aquel partido no llegaría a celebrarse.

El vuelo PY-764 de Surinam Airlines llegaba con retraso. En Zanderij, una pequeña aldea cerca del aeropuerto de Paramaribo, había suficiente niebla como para dificultar la maniobra, pero no lo bastante como para aplazar el aterrizaje. El capitán Rodgers decidió intentarlo, tanto de forma manual como a través del sistema automático de aterrizaje, que le avisaba del tremendo riesgo que se corría y de lo bajo que volaba aquel Douglas DC-8. Finalmente, el aparato se estrelló a las 16:27 de aquel fatídico 7 de junio. Murieron 167 pasajeros, sobreviviendo toda la tripulación y un pequeño perro, al que la policía local bautizó como Lucky.

Él pensaba mientras portaba el féretro. No dejaba de darle vueltas a todo lo que había sucedido después, cuando se confirmó que el piloto había mentido sobre su edad y sobre el estado de su licencia de vuelo, suspendida en varios países. Actuó bajo un nombre falso y sin un permiso específico para volar este tipo de avión. La verdad es que aquello le importaba poco. La desolación había invadido Holanda, Surinam y el mundo del fútbol. En aquel verano de 1989, él estaba tan aturdido por lo pasado que no se imaginaba lo que iba a suceder un tiempo después. Sus nervios se convirtieron en ansiedad, en el miedo más racial. Un aviso de bomba en un avión durante el mundial de Estados Unidos se convirtió en el último detonante. Padecía una aerofobia que iba a condicionar sobremanera su posterior vida personal y profesional.

Pero en aquel funeral, él no sabía nada. Con veinte años recién cumplidos, se preguntaba en su interior por las causas del desastre sin pararse a pensar en las consecuencias. De andares elegantes, con escasa e inocente cabellera, las cejas arqueadas y el gesto solemne, el chico continuó portando el féretro de su compañero. Seis años después, tras su paso por Milán, Dennis firmaría un contrato con el Arsenal que incluiría una de las cláusulas más famosas de la historia del fútbol.


@joseportas

Artículo extraído del nºXVI de Lineker Magazine:



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