Ante el debate, aporta trabajo. En la duda, aparece su clarividencia. Con el agobio, regala espacios. Para la relajación, siempre guarda intensidad. Xabi Alonso es, probablemente, el futbolista de este país que mejor lee las necesidades de sus equipos. La tran traída definición "extensión del entrenador" cobra su mayor crédito en el caso de Xabi. Sí, me considero un enamorado de su juego y creo firmemente que cualquier amante de este deporte debería valorar sus cualidades como merece el de Tolosa. Su aparición ilusionó a San Sebastián, formó un mediocentro irrepetible con Mascherano en Anfield y se ha convertido en uno de los españoles con más internacionalidades de su generación, así como en el jugador fundamental de la plantilla del Real Madrid desde su llegada hace ya tres temporadas.
Lo de Xabi Alonso es una aportación de CALIDAD, en mayúsculas. Lo hace prácticamente todo bien. Su sentido del juego es extraordinario. Su primer toque se alía con la conveniencia; los posteriores vienen marcados por su solvencia. Alonso hace respirar al equipo como nadie. Es el padre del mediocampo español. Quince metros por detrás de la pandilla de medianos deslumbrantes (me resisto a llamarles "bajitos"), Xabi les regala confianza en el bloque. El 14 español es la red de seguridad de las piezas ofensivas, tan artistas como trapecistas. Cuando se trata de sacar el balón jugado, es él el que elige moverse en la cuerda del ancho del campo. Sin esconderse jamás, Piqué y Ramos tienen en Alonso el aliado dentro de sus filas. Ese primer y último apoyo que asea la jugada desde el principio. Ese amigo del que te copias en un examen porque dudas entre la B y la C. Y es que cuando hay un balón por medio, Xabi siempre tiene la respuesta correcta.
Ante las acusaciones de rigidez (algo que él mismo reconoce y con lo que suele bromear), Alonso oposita con su posicionamiento. Siempre está donde debe. Allá donde el balón quiera aparcar, habrá llegado Xabi antes. Ni tiene un imán, ni el césped inclinado a su favor. Se trata del policía que mejor regula el tráfico, del base que más se ofrece a sus aleros. Es la contribución más inteligente a la continuidad del estilo de España. La fluidez del caudal ibérico no se desbordará mientras Alonso aporte su filtro de sensatez y perspicacia futbolística. Además, el puesto de Xabi sobre el césped exige un liderazgo que él acepta y potencia con enorme tenacidad. Casillas sabe que su voz nunca sonará sola en el rectángulo de juego mientras Xabi sea su compañero.
Fuera del campo, Xabi Alonso continúa dando clases magistrales de buenas decisiones y cargadas de un gusto exquisito. En tiempos de tatuajes trasnochados, declaraciones malsonantes y escándalos mediáticos, la profesionalidad, la cordura y la elegancia marcan los andares de este treintañero cuya inquietud cultural no se puede disociar de su amor por la profesión que entiende y practica de un modo sublime. El donostiarra está jugando uno de los mejores torneos de selecciones de su vida.
Xabi Alonso, un señor futbolista. Un futbolista señor.

excelen la biografia de un gran señor o de un señor grande y ESPAÑOL
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