El radicalismo de ideas nos lleva en muchas ocasiones a juzgar lo que vemos bajo el punto de vista del forofo más reacio o del convencimiento de la bondad o legitimidad. Estos dos conceptos resultan incompatibles con un juego que marca sus límites de un modo muy nítido, bajo el objetivo de traspasar determinadas líneas (literalmente, la de gol) en el marco de unas reglas concretas.
El dogma de este escrito es el siguiente: juzgar y repartir justicia en un partido de fútbol resulta moralmente complejo y fácilmente atribuible a la causa individual. Hablaba del bien. ¿Qué es jugar bien? Entiendo que construir, como lo entendemos en otras disciplinas vitales. Tener el balón y gozar del control. En mi opinión, la definición "jugar bien" debe ampliarse a otros conceptos. En un juego en el que gana quien más goles mete, la injusticia no puede existir, por definición. Resulta tan simple como que la pelota entre.
Y para eso hay muchas maneras. No todas son tan constructivas como la que suele proponer el Barcelona, ni tan directas como la que se le atribuye comúnmente al Real Madrid. Como en la vida, hay muchas formas de actuar. La diferencia es que la vida es un camino en el que el resultado no viene marcado por un final. En un partido de fútbol, los profesionales que intervienen buscan la victoria de un modo constante y categórico. La belleza para un futbolista es el gol. La legitimidad viene limitada por un reglamento.
Entiendo que el aficionado medio pueda buscar otras motivaciones en el fútbol. Y además, debemos agradecerlo. Hay que congratularse por la insatisfacción del español por este deporte sin el valor añadido del espectáculo. Pero eso no exculpa la intolerancia asociada al modo de plantear un partido. Focalizándolo en el Chelsea-Barça de ayer, ¿qué es racanería? ¿No intentar atacar? ¿No es el del Chelsea un mayor riesgo para su futuro, ya que apenas buscó la portería blaugrana? ¿No atacó mejor el equipo de Di Matteo, que con muchas menos llegadas metió más goles? ¿Por qué en UK se habla de partido tácticamente perfecto y en España se habla de racanería?
Entramos en un terreno donde se valoran las formas de llegar al área y las apuestas de cada equipo. Unas más loables que otras en función de lo que entendamos por belleza futbolística, que en mi opinión es una definición entendida de un modo muy homogéneo por la mayoría de aficionados. ¿Lo que hizo ayer el Chelsea es bonito? Obviamente, NO. No se crean que en Londres la respuesta sería otra. La afición, la plantilla y el cuerpo técnico sabían perfectamente que esa era la forma de ganar al Barça. Seguramente, la única. Y eso, para el Chelsea, es jugar al fútbol. Es lícito y entra dentro del reglamento, por cierto interpretado de un modo admirable por la mayoría de sus jugadores. Jamás vi a un jugador de la Liga BBVA reconocer a un árbitro que su caída no había sido precedida de falta.
¿La propuesta es tacaña? Si el Chelsea hubiera jugado contra mi equipo del barrio, hubiera sido otra. La frase hecha (odiosa) "que me ganen jugando al fútbol" está construida desde la actitud del que se sabe superior en una determinada faceta. Es de tramposos limitar el fútbol a una propuesta. Métanse con el Manchester City cuando no enlaza dos pases seguidos ante el Bolton. O con una selección brasileña que tira dos veces a puerta contra Perú. Eso puede ser racanería. O falta de trabajo, acomodación al talento, carencia de ambición, etc. Un Chelsea en horas bajas y con lesiones importantes ante el mejor equipo de la historia, con más variantes ofensivas y mejor trabajo de recuperación. ¿Cómo plantearlo? Si el partido acaba 1-0 para los ingleses, es un buen planteamiento. Indiscutible. Los que quieren "jugar al fútbol", quieren imponer un escenario de tendencias favorable a sus colores. Cada uno va a la guerra con sus armas y no por ello deja de ser una guerra.
Entiendo que cuando un equipo llega veinticuatro veces al área suele marcar gol. Más de uno y más de dos. Si no lo consigue, será por una combinación de malas decisiones y mala puntería. Es decir, acierto defensivo y desacierto ofensivo. ¿Justicia? Un tiro al poste es un "casi"; no es gol. Un aficionado del Chelsea dirá que la injusticia sería que un balón que no va dentro de los tres palos se considere gol, porque no lo es. Un lanzamiento al poste es un fallo, nos guste o no. Muy cercano al acierto, pero insuficiente. Y pongo la mano en el fuego a que el propio Guardiola es consciente del dato y ajustará las tuercas para que no se vuelva a producir. Si nos dicen antes del partido que el Chelsea ha estado trabajando durante semanas el repliegue defensivo que mostró ayer y el Barça, en ese mismo período, no ha ejercitado el disparo a puerta, ¿consideraríamos justo el resultado?
Una de las situaciones mas elogiables de un club es aquella en la que demuestra una idiosincrasia y forma de entender el fútbol que va más allá de modas, entrenadores y rivalidades. Y en eso, clubes como el Barça son un ejemplo superlativo. Con esa fuerza y convencimiento se puede viajar al fin del mundo futbolístico y conquistar trofeos y corazones de aficionados. Ahora bien, parte de esa identidad está formada por el respeto y la comprensión de los códigos internos del deporte. Aquellos que dicen que en el fútbol, como en la vida, hay ricos, pobres, clases sociales con distinto reparto de recursos y objetivos totalmente diferentes. Deberíamos mostrarnos totalmente tolerantes con la cantidad de personalidades que se encuentran en los campos. De hecho, si todos fuéramos iguales, anduviéramos del mismo modo y pensáramos lo mismo, no existiría el concepto "personalidad" como tal y ya no habría nada que elogiar a aquellos que en determinados momentos pretenden imponerse.
Hablar de justicia sobre un césped es sesgar y limitar el debate a unos factores de juego (menos discutibles que otros que alteran lo que se ve sobre el césped). Y extrapolar un entendimiento concreto del juego como verdad absoluta es un error clamoroso y un intento de apropiarse de algo que es de todos. Disfrutad del fútbol.