Ya está aquí el Boxing Day. 26 de diciembre, San Esteban, familias en los campos, goles...en England Calling os contamos los orígenes, peculiaridades y debates que ha originado esta peculiar acontecimiento de la Premier League, una competición que muchos adoramos precisamente por tradiciones como éstas. Cualquier aficionado medio de la Premier League sabe que el Boxing Day es un día concreto de las fechas navideñas en el que se incrusta una jornada de la liga inglesa, dentro del ya habitual maratón de fútbol en las islas durante esta época. Preguntar sobre el origen, la conveniencia, los beneficiados y perjudicados y el futuro de esta celebración puede resultar más complicado.
No se conoce una causa única y contrastada que diera lugar al comienzo de esta fiesta. Eso sí, queda demostrado que la tradición viene de la Edad Media. Se habla de que los sirvientes habituales de las clases pudientes inglesas no podían celebrar el día de Navidad por estar trabajando y eran sus jefes los que al día siguiente, 26 de diciembre (San Esteban), les llevaban monedas, frutas, objetos inservibles…en definitiva, una ofrenda de caridad entre los más necesitados. Otra teoría supone que eran los sacerdotes los que habían estado recaudando dinero durante las fiestas en cajas de madera (especialmente procedente de exploraciones marítimas) y durante este día las regalaban a los pobres. Incluso existe una tercera vía que sugiere la existencia de una especie de “aguinaldo” voluntario entre empleados, que acudían a su lugar de trabajo con una caja.
En todo caso, estamos hablando de una festividad propia de naciones y lugares de identidad británica, al menos en algún momento de su historia, y ni mucho menos limitada al ámbito futbolístico. La caza, el rugby, los caballos y el principal deporte occidental, las compras en período de rebajas, son prácticas habituales durante el Boxing Day. Es frecuente observar sangrientas guerras entre agencias por ofrecer viajes desde cualquier lugar del mundo a Londres con el propósito de aprovechar los mejores saldos en todo tipo de artículo. Australia y Canadá son partidas y destinos usuales en este frenesí navideño de consumismo.
En lo que nos interesa a nosotros, el Boxing Day supone una jornada diferente dentro de unas fiestas muy homogéneas en cuanto a reparto futbolístico. Se llegan a jugar 40 ó 50 partidos de Premier en apenas 10 días, pero la jornada del 26 de diciembre resulta diferente; tiene identidad y características propias que le confieren un carácter festivo muy deseado por la hinchada inglesa y cada vez más cuestionado por el lado del profesionalismo.
Durante los últimos años, personalidades tan influyentes en el fútbol británico como Alex Ferguson ó Fabio Capello han cuestionado la conveniencia real de seguir celebrando el Boxing Day sobre el césped; incluso han prolongado sus dudas al período navideño completo. Las quejas se amparan principalmente en los malos resultados de la selección inglesa en las fases finales de Copas del Mundo y Eurocopas, entendiéndose el cansancio y la acumulación de partidos entre los internacionales como uno de los principales motivos de los fracasos.
Del mismo modo, utilizan en su beneficio la ya habitual “excepción inglesa” para declarar que, en este caso, los británicos no deberían ir contra corriente europea porque les supone un agravio respecto al resto de selecciones que interrumpen sus torneos nacionales durante la Navidad. No hace falta preguntarse si el provecho al que está enfocado el fútbol inglés es entendido de la misma manera por Ferguson y por un padre que lleva a sus hijos al Britannia Park el 26 de diciembre. La respuesta, obvia, es negativa y los argumentos de ambos en contra y a favor de la celebración del Boxing Day resultarían entendibles.
Desde el punto de vista económico no hay mucho que discutir. La mayoría de aficionados tiene más tiempo y disponibilidad para ver el fútbol; la familia, la tradición y las vacaciones se agrupan para que la Premier League sea observada más que nunca. Ante la carencia de otros acontecimientos deportivos, la atención mediática se centra en el fútbol. Los estadios se llenan y las audiencias se disparan, ¿cómo negarse al Boxing Day?
El matiz sentimental y de identidad resulta importante en esta cuestión. Como aficionado a la Premier League, considero que esta competición muestra una conjunción endémica ideal de tradición y modernidad y tiene grabado en su genética un diferencial de ideales respecto al fútbol en otros países que merece un trato aparte y que así recibe justamente. La Premier League es una tradición social en la que aún es más importante el espectador que el espectáculo. Prima el servicio al que paga sobre el que cobra. Y es esta prioridad la que hace de estos estadios los más poblados de Europa (junto con los alemanes) tanto en el período navideño como durante el resto del torneo. Valga como ejemplo el aplazamiento del Arsenal-Wolverhampton de este Boxing Day debido a la huelga de empleados de metro en Londres. ¿Alguien se imagina algo parecido en España?
Preferiría ver dos equipos menos en la competición. Preferiría que la Premier empezara antes y acabara más tarde. Cualquier cosa antes que terminar con afluencias del 99%, niños y padres disfrazados en la grada y una jornada aleatoria de fútbol cualquier día de la semana navideña. El dinero y los triunfos van y vienen pero la idiosincrasia y personalidad de una competición permanece y le hacen perpetuarse en el tiempo y mostrar una serie de valores sociales importantes a futuras generaciones amantes del deporte rey. Me costaría asimilar una Premier League sin jornadas navideñas. Es tan reconocible en el ADN inglés como imposible de exportar a otros países. Y lo que es peor, la propia Premier League no lo entendería.
Disfruten del Boxing Day antes de que el fútbol se lo robe a la Premier.